Los mixtecos: arte, política y sociedad en el Periodo Posclásico en México

Los mixtecos, conocidos por ellos mismos como “Ñuu Savi” o “gente de la lluvia”, fueron una civilización mesoamericana que floreció en el sur de México, principalmente en los actuales estados de Oaxaca, Puebla y Guerrero. Durante el Periodo Posclásico (900-1521 d.C.), los mixtecos alcanzaron su máximo esplendor en términos de organización política, producción artística y complejidad social. Este artículo explora la riqueza cultural de los mixtecos en dicho periodo, analizando su arte, estructura política y vida social.

El arte mixteco del Posclásico es notable por su sofisticación y detallismo. Se destaca principalmente en la orfebrería, la cerámica y los códices. Los mixtecos fueron maestros en el trabajo de metales preciosos, especialmente el oro. Crearon piezas exquisitas que incluían pectorales, orejeras, brazaletes y diademas, muchas de las cuales eran utilizadas por la élite como símbolos de estatus y poder.

La cerámica mixteca es igualmente impresionante, caracterizada por su fina manufactura y complejos diseños pintados. Los artesanos mixtecos producían vasijas, platos y figuras que no solo eran utilitarias, sino también decorativas. Los motivos representados en la cerámica incluyen escenas mitológicas, figuras humanas y animales, así como patrones geométricos que revelan una profunda comprensión de la simetría y el equilibrio.

Los códices mixtecos son otro ejemplo sobresaliente de su habilidad artística. Estos manuscritos, hechos de piel de venado y doblados en forma de biombo, contienen historias genealógicas, mitológicas y políticas. A través de un sistema de escritura pictográfica, los mixtecos registraron eventos históricos, alianzas matrimoniales y conquistas, lo que proporciona una visión detallada de su sociedad y cultura.

La estructura política mixteca durante el Periodo Posclásico era altamente compleja y estaba basada en una red de señoríos independientes, cada uno gobernado por un cacique o señor. Estos señoríos, conocidos como “yuhuitayu”, eran entidades autónomas que interactuaban entre sí a través de la guerra, el comercio y los matrimonios dinásticos.

Los señores mixtecos ejercían su poder desde palacios decorados con murales y relieves que exhibían su linaje y legitimidad. La política mixteca era dinámica, con constantes alianzas y conflictos entre diferentes señoríos. La guerra no solo era una forma de expandir territorio, sino también de adquirir tributos y prisioneros para el sacrificio ritual, un aspecto central de la religión mixteca.

La figura del cacique era fundamental en la sociedad mixteca. Además de ser líderes militares y políticos, los caciques desempeñaban un papel crucial en la organización de ceremonias religiosas y festivales. Su autoridad se reforzaba a través de la ostentación de objetos de lujo y la construcción de monumentos que perpetuaban su memoria y la de sus antepasados.

La sociedad mixteca estaba estratificada en varias clases sociales. En la cúspide se encontraban los nobles, quienes poseían la mayor parte de la tierra y los recursos. Estos nobles vivían en grandes casas de piedra y disfrutaban de un estilo de vida opulento, patrocinando artistas y artesanos para crear objetos de lujo que reflejaban su estatus.

Los campesinos constituían la base de la pirámide social mixteca. Eran responsables de la producción agrícola, cultivando maíz, frijol, calabaza y otros productos básicos. La agricultura mixteca se beneficiaba de avanzadas técnicas de irrigación y terrazas, que permitían el cultivo en las empinadas laderas de la región montañosa donde habitaban.

Además de los nobles y campesinos, existía una clase de artesanos y comerciantes que jugaban un papel vital en la economía mixteca. Los artesanos eran altamente valorados por su habilidad para crear objetos de cerámica, metal y textiles. Los comerciantes, por su parte, facilitaban el intercambio de bienes entre diferentes regiones, trayendo productos como jade, obsidiana y plumas de quetzal desde tierras lejanas.

La religión mixteca era politeísta y profundamente integrada en todos los aspectos de la vida cotidiana. Los mixtecos adoraban a una variedad de deidades relacionadas con la naturaleza, la fertilidad y la guerra. Entre las deidades más importantes se encontraban Dzahui, el dios de la lluvia, y Nine, el dios del sol y la guerra.

Los rituales religiosos mixtecos eran elaborados y a menudo incluían sacrificios humanos. Estos sacrificios eran considerados necesarios para asegurar la fertilidad de la tierra y el favor de los dioses. Los templos y altares eran centros de actividad ritual, y las ceremonias incluían música, danza y la recitación de himnos sagrados.

La cosmología mixteca estaba representada en sus códices y arte. Creían en un universo compuesto por varios niveles, incluyendo el cielo, la tierra y el inframundo. Los mitos mixtecos describen la creación del mundo y la genealogía de los dioses, ofreciendo una narrativa que legitimaba el poder de la élite y explicaba el orden natural del mundo.

El legado de los mixtecos perdura en la riqueza de su arte, la complejidad de su organización política y la profundidad de su vida religiosa y social. A pesar de la conquista española y la subsecuente colonización, muchas tradiciones y conocimientos mixtecos sobrevivieron y continúan siendo una parte vital del patrimonio cultural de México.

Hoy en día, los mixtecos contemporáneos mantienen vivas muchas de sus antiguas prácticas y siguen contribuyendo a la diversidad cultural de México. Sus técnicas artesanales, celebraciones religiosas y conocimiento agrícola son testimonio de una civilización que, durante el Periodo Posclásico, logró alcanzar un notable grado de desarrollo y sofisticación.

En resumen, la civilización mixteca del Periodo Posclásico nos ofrece un fascinante vistazo a una sociedad que valoraba profundamente la belleza artística, la complejidad política y la riqueza espiritual. A través del estudio de su arte, política y sociedad, podemos apreciar mejor la contribución de los mixtecos al mosaico cultural de Mesoamérica y al legado histórico de México.

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